De Buenos Aires a Maluenda

Desde Buenos Aires a Maluenda llegó el día 3 de abril Else Maluende, conocida por Rubí, como un ángel caído del cielo.

Una persona encantadora, sencilla, entrañable, que llegó buscando sus origines, sus raíces, su historia personal, la tierra que pisaron sus antepasados... Cada paso que recorrió, cada piedra que tocó, cada una de las personas con las que habló fue llenando esa mochila que todos nosotros llevamos a nuestra espalda, la mochila donde llevamos a nuestros padres, a nuestros abuelos, bisabuelos... La mochila que va configurando nuestra historia y donde acumulamos la cultura que nos han trasmitido nuestros antecesores. De vez en cuando es necesario parar, rebuscar entre nuestra mochila y dar las gracias a todas las personas que han hecho posible que nosotros estemos aquí, en este momento, disfrutando o trabajando, buscando o encontrando.

No puede precisarnos en qué generación sus antepasados realizaron ese gran viaje a tierras de Argentina, sólo los recuerdos, las historias que su abuelo Ramón le contaba siendo niña sobre Maluenda le han sido suficiente para querer esta tierra, para amarla y haber luchado contra muchos imprevistos para poder llegar hasta aquí y realizar uno de sus sueños. También conserva el apellido Maluenda en una de sus derivaciones "Maluende" que posiblemente los habitantes de esas tierras de América dieran a ese poblador de nuestro pueblo en tierras extranjeras.

En su primer libro, Y son cuentos, (Ed. Dunken. Buenos Aires 2011) cuya portada y contraportada encontraréis bajo estas líneas, Rubí quiso dedicar un capítulo a Maluenda, leyéndolo podemos comprender un poco mejor su historia.

Maluenda.

El tiempo del alma decidió el viaje;  el futuro azul hoy armoniza  espacios y esperas.

La luna, desde la ventanilla del avión, hechiza cada instante. Todo es mágico, el universo suspendió las urgencias para darla vida a los sueños.

Estoy cumpliendo el deseo de siglos y siglos del abuelo Ramón, de las historias de su abuelo, del abuelo de ese abuelo, del abuelo de ese abuelo. Caminare lugares de otras vidas, esos que tan bien el describía en mi infancia “Hay montañas, castillo y bailarinas que giran sin cesar al compás del derbake…”.

Maluenda, camino a Zaragoza en Aragón, cerca del rio Jiloca.

Mi abuelo solo conoció dos pueblos: Norberto de la Riestra, adonde vivía y Pedernales, el lugar en que nací, en la Provincia de Buenos Aires, Argentina; cuando nos visitaba, dos veces por semana, el caminaba los trece kilómetros de un lugar a otro. Ese fue su mundo.

Cuando hablaba de Maluenda, me transportaba a un lugar encantado, con sus diferentes civilizaciones y costumbres. Contaba lo que repetían los mayores, de generación en generación.

Todos los que escuchaban creían que era obra de su imaginación. Todos, menos yo.

Abuelo, por vos y por todos nuestros antepasados, agradezco este viaje que la memoria celular reclama anhelante. Me llevo casi una vida entre miles y miles de vidas.

Estoy llegando, abuelo…

Ahora, de vuelta a Buenos Aires, prepara su nuevo proyecto, al cual está dando forma y en el que seguirá hablando de Maluenda, esperemos ver pronto este nuevo proyecto.

Desde este blog, agradecer el tiempo que pudimos compartir juntos caminando por Maluenda, por sus calles, monumentos, sus historias, por todo lo que de ti aprendí. Dejaste huella en todos los que conociste, en tus familiares, como los llamabas. Una gran familia que te acogió.

Todas aquellas personas que queráis leer el libro de cuentos de Rubí, encontraréis un ejemplar en la biblioteca.

Una vez más, gracias Rubí, y también a Caíto, Mauro y Lucas.